Las empresas, al igual que cualquier otro grupo humano que busca un fin en su actividad, tienen una cultura propia. La cultura empresarial es esa forma particular de hacer las cosas que diferencia de otros grupos (otras empresas).
Existen múltiples elementos que configuran la cultura de una organización y es la combinación de todos ellos la que configura ese estilo propio y diferente. Al pensar en cualquier organización conocida, seguro que es posible adivinar cuáles son esos elementos que la hacen distinta al resto. ¿Son formales o informales? ¿Minimalistas o maximalistas? ¿Responsables o flexibles? ¿Cumplen con lo que prometen o no? ¿Buscan la satisfacción de los empleados o maximizar beneficios? ¿El cliente es el centro de su actividad? ¿Son socialmente responsables? ¿Les preocupa el entorno en el que realizan su actividad?
Lo curioso de la cultura es que los clientes y la sociedad en general tienen una respuesta a todas esas preguntas. Esa respuesta colectiva es la que define la cultura y cómo es considerada la empresa para interactuar con ella.
Las organizaciones se esfuerzan mucho para conseguir que su cultura sea lo más ajustada posible a lo que los grupos de interés esperan de ella. Es fundamental que la cultura interna esté perfectamente definida para poder proyectar una forma de hacer y de ser absolutamente clara.
¿Cuál es la cultura interna de una organización?
En realidad, existen dos: la formal, que está definida y protocolizada, y la informal, que es la que existe en realidad y a la que se tiende en la mayoría de las situaciones. En otras palabras, la cultura informal es la de cuando se toma café en un grupo y la formal cuando el mismo grupo está en una reunión importante. Cuanto más dispares sean ambas, más dificultad para proyectar una cultura inequívoca al exterior. Esto se explica por el hecho de que las personas pasan más tiempo tomando café, compartiendo cosas en grupo, que en reuniones formales y es esa forma de comportamiento la que se afianza.
¿Las empresas conocen cuál es su cultura?
En realidad conocen la cultura que quieren proyectar al exterior, cómo quieren ser percibidos. Muchas veces no saben que su cultura interna no se parece en absoluto a como quieren ser vistos. Pueden invertir mucho dinero en intentar conseguir ser percibidos de una determinada forma y lo hacen. De lo que no son, en ocasiones, conscientes es de la cantidad de dinero que se puede ahorrar siendo como se quiere ser, algo tan sencillo como analizar la cultura interna y adaptarla a lo que se espera de la empresa y a lo esta decida que es.
Investigar la cultura interna requiere casi siempre de una mirada externa sin prejuicios y con un método de análisis objetivo. En O Castro Work están acostumbrados a analizar la cultura de las organizaciones. Existen muchos métodos y aunque lo ideal es trabajar la cultura como una parte del modelo empresarial al ser un factor transversal que impregna todo lo que se hace, también se puede analizar de forma aislada.
Como siempre dice O Castro Work, sus servicios son modulares porque las empresas también lo son. Cualquier análisis deberá ser posible integrarlo en una visión más global que no tiene que ser necesariamente inmediata.
Esa forma particular de hacer las cosas dentro de la organización y en la relación con los grupos de interés puede constituir un elemento clave de la reputación y diferenciación.
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